
Michel TORRES VILLANUEVA
CD. LÁZARO CÁRDENAS, MICH.- Indudablemente desde la muerte de José Luis Vergara Rodríguez, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) perdió su contrapeso más visible, una persona que no solo abanderó una causa, la de velar por los pacientes con insuficiencia renal y que en Lázaro existiera un servicio de hemodiálisis.
¿Porque visiblemente?, porque él fue por muchos años la piedrita en el zapato de los delegados estatales del IMSS, era quien a base de huelgas de hambre, manifestaciones, exigía un mejor trato del personal del IMSS hacia el personal con insuficiencia renal y de otros grupos de personas.
Quien escribe esto, siempre platicó con Vergara, siempre lo apoyó en sus causas sociales en busca de un mejor trato y servicio de calidad del IMSS, hoy este instituto se la lleva fácil, navega con bandera blanca por no decir una pala palabra, vaya, se la llevan de muertito, y es que ya no tienen a esa persona les reclamaba hasta con groserías por el mal trato, el pésimo trato y de la calidad del servicio que se presta en el Hospital General de Zona con Medicina Familiar (HGZ MF) No.12 de Lázaro Cárdenas.
Este fin de semana le tocó a mi familia, principalmente a mi hija, no solo el trato, esto es lo de menos cuando se quiere que la calidad del servicio médico sea bueno; ya que una mala atención puede costar la vida de un integrante de familia, ¿y todo porque?, porque el medico de turno estaba de malas, tal vez porque así sea, o simplemente lo hicieron enojar, y es que, tras medio revisar a una niña con más de 12 horas de vómito y deshidratación, lo único que dijo es que la niña esta mareada y pudo haber comida algo que le callera mal, aconsejando si lo creíamos necesario, que se siguiera el tratamiento que otros médicos de fuera de la institución ya me habían recomendado.
No solo no dio receta, pidió que los medicamentos que recetó de palabra, fueran comprados fuera del IMSS, ya que la institución no contaba con ellos.
El problema radica en que horas más tarde, al cumplir mi hija ya con 24 horas de deshidratación y devolver o vomitar cada líquido o suero oral que ingería, se optó por regresar al IMSS del centro por la madrugada, la sorpresa fue que el mismo médico de la tarde volvió a atender a mi hija.
El médico no reconoció a su paciente que apenas 10 horas antes había atendido, sino que se molestó al saber que le dábamos cierto medicamento a la pequeña, medicamento que el mismo había recetado horas atrás y ahora recriminaba porque ese no le servía para atacar los padecimientos que la niña presentaba, su cara cambio al escuchar que fue él mismo el que la había recetado.
¿Si este medicamento no le iba a servir a mi hija, para que pidió que se comprara, mi única lógica fue, no examino bien a mi pequeña, no hizo caso de las recomendaciones de los demás médicos que horas antes la habían revisado?, y es que algunos galenos me había recomendado acudir al IMSS dado que pese a inyecciones y otros medicamentos, la niña no dejaba de vomitar, y la conclusión a la que llegue, es, el medico del IMSS solo recetó lo que él quiso sin siquiera pensar o estar seguro que era lo mejor para mi pequeña.
Otro problema y molestia, es que se le explico al médico que la niña llevaba más de 24 horas sin consumir algún líquido, 12 horas vomitando continuamente, ya en un proceso de deshidratación, y en ningún momento hicieron algo por atender este detalle, ponerle un suero o algo, esto a raíz de que ella no podía tomar agua,
Mientras estábamos en casa, ella permanecía en posición fetal por el dolor que sentía, y aunque intentaba hidratarla con suero y agua, ella ponía una manita en su panza, dando a entender que le dolía mucho y la otra en su boca mientras giraba su cabeza dando a entender que no quería, ya que si lo hacía vomitaría enseguida como le venía ocurriendo durante 12 horas, y ya estaba cansada y el dolor la agotaba, como padre de familia, son momentos que uno no quiere recordar.
Tras haber hecho pública mi molestia en la red social de Facebook, mi buzón de entrada y mi celular no dejan de recibir las anécdotas de los Lazarocardenenses que hoy sienten un repudio por el IMSS, en uno de los mensaje, una persona cuenta como su hijo después de permanecer días hospitalizado en la clínica 12 del IMSS, tuvo que ser trasladado a una clínica particular para su atención, ya que la deshidratación que sufrió dentro del nosocomio dañó su flora intestinal.
Otros se van de urgencias a una clínica particular, que aunque es más caro, y les toca endeudarse por cirugías que bien pudo realizar el IMSS, pero no las realizó, pues en urgencias jamás quisieron atender sus familiares.
Otros casos en los que mejor tuvieron que irse a sus hogares y darles remedios caseros, esperando fueran efectivos, ya que era mejor a tener que seguir esperando una atención que tal vez no llegaría, y si llega, seria después de 4 a 5 horas de espera.
Hoy, los derechohabientes no tienen quien los represente, no tienen quien los escuche, quien los guie a una atención rápida, digna y de calidad cuando de una urgencia se refiere.
Si bien es cierto hay algunos sindicatos que abogan por sus trabajadores a la hora de una urgencia, cita o atención, pero solo es a quienes estas organizaciones representan, los de a pie, los que sin “palanca” alguna acuden a ver si son atendidos, esos son los desprotegidos, hay quienes no pueden pagar una clínica particular, ellos son los que tienen que aguantar los malos tratos, las malas caras, la falta de empatía al ver el dolor ajeno como algo natural, algo cotidiano, empezando por los vigilantes, hasta llegar a las enfermeras y doctores que poco o más bien nulo caso hacen a los enfermos que convalecientes a veces quieren saber si ya casi serán atendidos.
Como dato curioso, desde la pandemia, el IMSS de Lázaro Cárdenas esta desierto a comparación de las 20 o 30 personas que estaban esperando ser atendidos, o hasta más, solo que algunos se iban al ver el cumulo de pacientes que están esperando su turno, eso si no llega algún accidentado o alguien con una herida grave que forzosamente ocupe una cama de hospital.
Hoy, aún existe el miedo de muchos de ir al IMSS por el coronavirus, piensan que se contraerán el virus, en la actualidad son las clínicas particulares las que a veces no se dan abasto en la atención, en alguna ocasión acudí a una por una urgencia, y la espera para ser atendidos era de hasta 20 minutos, pero había personas que ya tenían hasta dos horas esperando.
Aun así, con los pocos derechohabientes que acuden a urgencias del IMSS (a comparación de antes de la pandemia y que había quienes incluso dormían afuera o dentro de la sala de espera y a la espera de la atención), el servicio es lento y la angustia es mayor.
A todos esto, solo puedo decir, que poca madr. de quienes son los encargados de velar por la salud de los enfermos, porque si fueran sus familiares los que estuvieran en ese dilema, otra cosa seria o a otro hospital acudirían.